CHÁVEZ VISTO POR CARTER I: en entrevista publicada ayer en El Tiempo, el ex presidente Jimmy Carter hace numerosos comentarios y muy variadas apreciaciones sobre Hugo Chávez y sobre lo que sucede hoy en Venezuela. Creo que, entre estas, cabe destacar dos. En primer lugar, Carter expresa aprobación hacia lo que considera es un proyecto sociopolítico incluyente, en el sentido de que ha permitido que “aquellos antiguamente excluidos tuvieran una participación más igualitaria en la riqueza nacional”. En segundo lugar, Carter manifiesta temor por las tendencias autoritarias de Chávez, a las cuales concibe como una reacción ante la baja de los precios del petróleo, y ante los problemas económicos que tal cosa significa para Venezuela.
CHÁVEZ VISTO POR CARTER II: le vendría bien al presidente Carter conocer mejor la historia de Venezuela, y, sobre todo, la naturaleza de su estructura política y económica, si quisiera ofrecer opiniones más sólidas. En el caso de la primera opinión citada, Carter se limita a repetir el principal argumento de los defensores de Chávez: la riqueza petrolera de Venezuela beneficiaba antes a unos pocos oligarcas, y ahora, gracias a Chávez, beneficia a todo el pueblo, en particular a los más pobres. Este argumento, débil y basado en falsedades, recuerda un poco las tesis de la teoría de la dependencia, según las cuales había unas perversas multinacionales que despojaban al pueblo de la riqueza petrolera, por lo cual el Estado debía asumir, mediante la nacionalización, el control total de ésta. Dicha recomendación, al ponerse en marcha, no hizo más que acentuar y agravar los problemas de Venezuela, pues llevó a extremos insospechados su dependencia de la renta petrolera, y borró los últimos vestigios del equilibrio entre la sociedad civil y el Estado, ahora más poderoso, opulento y autónomo que nunca. La tesis de Carter, para empezar, es falsa: no es verdad que los pobres hayan estrado excluidos de la repartición de la riqueza petrolera; de hecho, su gran tragedia es haber estado incluidos en ella, gracias a esa perversa idea del Estado petrolero como un dispensador de todo tipo de subsidios y beneficios, cosa que sólo puede hacerse de manera vulgar y desordenada, del modo como gasta su dinero un nuevo rico. Y cabe preguntarse: ¿acaso es bueno lo que Carter valora, es decir, que ahora el gasto petrolero tenga un presunto enfoque más dirigido hacia los pobres? Ya en pocos años, los resultados de esta política son suficientemente malos como para que ellos mismos contesten esta pregunta. Cosa que era natural, y que era de esperarse, porque la redención de los pobres no está en los regalos y en las dádivas del Estado, sino en la consolidación de una economía sólida y productiva, en la cual los ingresos sean fruto del trabajo y de la producción.
CHÁVEZ VISTO POR CARTER II: y se equivoca Carter de manera ya más grave cuando afirma que el autoritarismo de Chávez es producto de la caída de los precios del petróleo. Tan absurda es esta idea, y tan contraria es a lo que la historia reciente de Venezuela ha mostrado, que cabe incluso preguntarse de dónde la saca el ex presidente. Por el contrario, Chávez desplegó lo peor de su autoritarismo a partir del momento cuando los precios del petróleo empezaron a subir de manera acelerada, junto con los de la mayoría de productos básicos. Esto es además una tendencia normal, que se puede observar en cualquier país petrolero: cuando el petróleo sube, los países petroleros aprietan las cadenas en el interior, y empiezan a disparar hacia el exterior. Cuando los precios bajan, suelen tornarse mansos y abrir más las ventanas. Pero además de esto, cualquiera que se haya interesado desde el principio por el proyecto político de Chávez, que haya escuchado sus declaraciones con cuidado, y que haya leídos los documentos donde se consigna su proyecto político, sabrá que éste es autoritario por definición y por naturaleza, y que aquello que ha sucedido no es más que su desenvolvimiento natural.
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