EL RESULTADO ELECTORAL I: El impresionante resultado de las elecciones de ayer, en mi opinión, confirma lo que hemos venido diciendo en estos boletines casi desde el inicio de su publicación: para la gran mayoría de los electores colombianos, la prioridad número uno del país sigue siendo la seguridad. Y eso, hoy por hoy, se manifiesta en dos retos concretos: el primero, impedir el resurgimiento de la guerrilla (y producir su derrota), y el segundo, mantener una actitud de firmeza frente al gobierno de Venezuela, al cual no sólo se le considera una amenaza por sí mismo, sino que se le ve como auxiliador o al menos proveedor de refugio para las FARC y para sus comandantes. Y sin que esto constituya un juicio sobre candidaturas particulares, reiteraré, como ha sido aquí también dicho muchas veces, que es apenas natural que la seguridad sea la prioridad central de los colombianos, porque ella es la prioridad fundamental de cualquier ser humano, y la menor percepción de que ella está en riesgo hace que todo lo demás pase a segundo plano. Sea esto apenas un mensaje para los candidatos que hoy, perplejos, se preguntan por qué un electorado al que ven tan afectado en su situación socioeconómica no respaldó sus plataformas sobre justicia social, servicios públicos, reforma a la salud, primer empleo, sistema pensional de pilares, etc. Muy simple: ante todo, la gente quiere que no la maten.
LA CUESTIÓN DE LAS ENCUESTAS: En Twitter dice hoy el historiador venezolano Elías Pino Iturrieta que, si bien ninguna ciencia social es exacta, tampoco es admisible que sean tan inexactas. Se refiere por supuesto a las encuestas colombianas. Habría que decir, en honor al rigor, que los encuestadores podrían alegar que durante la última semana hubo cambios muy rápidos: en realidad, no habría manera de probar si su enorme desacierto se debe a esto, o se debe a problemas metodológicos. En todo caso, no creo que la precisión de las encuestas deba ser pretexto para una regulación más férrea de aquellas: en primer lugar, porque la regulación ha de dirigirse hacia otros objetivos, como a evitar la manipulación y la parcialidad. Y en segundo lugar, porque el resultado de ayer muestra que es falso lo que claman quienes exigen reglas más fuertes, a saber, que las encuestas dirigen indebidamente al elector. Ayer quedó demostrado que el ciudadano puede ser independiente de las encuestas, y de qué manera.
¿QUÉ PASÓ CON LA “OLA VERDE”?: Sería impropia de mi parte utilizar este espacio para opinar sobre candidaturas concretas. Por eso, a quienes quieran conocer mi opinión sobre la catástrofe de la “ola verde” los invito a visitar mi blog haciendo click aquí: www.andresmejiavergnaud.com
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